Mañana cuando me vaya

con rumbo a la eternidad,

llevaré siempre templadas

las cuerdas del instrumento

y he de encomendarle al viento

que les derrame mi canto,

no ha de ser el campo santo…

¡Razón pa´olvidar mi acento!

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BELISARIO JARA



UN CANTO A DON BELISARIO.
Trovero Sur  1995


A Don BELISARIO JARA
el obelisco olvidado,
de mi jardín he portado
un clavel a su solapa
y mi verso, que de llapa
va en un racimo bordado.

 La laguna de la senda,
hoy llamada “Lago frío”
te proclamó ¡bien venido!,
pues no andabas por prebendas;
y ante ese espejo de ofrenda
fuiste peinando tus canas,
con audacia soberana
venciendo al tiempo inclemente,
para ser camino y puente
de esa colonia temprana.

 Mis infantiles jornadas
Desde ”mil nueve cincuenta”,
fueron un rosario de cuentas
con tus proezas comentadas;
y esa… esa “tapera” callada
de tu población primera,
me detuvo horas enteras
sumergido en el pasado
y en el patio desolado,
hallé tu historia pionera.

 Desde Antuco, Sur de Chile,
por los “Andes” a “La Pampa”
cruzará erguida tu estampa
aún en tiempos febriles;
Mapuche Pampa y de Chile,
como también  el pehuenche,
lanzan su alarido al Puelche
queriendo ahogar sus dolores;
y tú… tú oíste esos clamores
y luego el de los Tehuelches.

  Tu estrella, horizonte y lumbre,
te llevó en colonia al Sur,
jugándote en un albur
a la “16  de Octubre”;
Tu espíritu de costumbre
te sindicó “explorador”,
no te infundieron temor
los galenzos ni tolderos;                 *1
más bien fuiste su aparcero,
expuesto al crudo rigor.

 Patagonia, ocho noventa,        *2
morrenas e inmensidades,
no hay huellas ni autoridades,
solo el puño, la herramienta;
Peones leales, que a tu cuenta
nieves y vientos surcaron,
hombres que al deber se anclaron
como el poste con la grampa,
y cual toro con las guampas
los muros los derribaron.

 Dura lucha fue instalarse
dura lucha producir,
dura lucha proseguir
y dura lucha quedarse;
Luego en lucha desangrarse
para llegar a un mercado,
tributando algún ganado
pa’l festín de los caranchos,
que el desierto crudo y ancho,
parecía ser su aliado.

 Vendida lana y ganado,
traer víveres al rancho,
otra vez junto al carancho
que era un socio despiadado;
Los carroñeros alados
supieron de tus porrazos
y del pulso de tus brazos,
que siempre te levantaron
con quienes te acompañaron,
haciendo cintura al lazo.

 Héctor, Manuel y otros tantos,
por ahí rindieron sus vidas
provocando esas heridas,
tu desconsuelo y quebrantos.
Más tarde surgió el espanto
con los gringos  bandoleros,
terror de los estancieros
por lo bárbaro en sus hechos,
y ahí también se puso el pecho,
o se moría primero.

 Tu fuste imperecedero
no admitía el claudicar,
del rigor fuiste a la par
como la lonja al talero.
Exploraste los senderos
con tus paisanos cerriles,
pensando siempre en tu Chile  
con audacia y valentía,
soñando soberanía
“cual leal soldados civiles”.

 Sin deslindes perceptibles
se disputan las hectáreas,
por lo que exploras otra área
sin rendirte a lo imposible;
cualquier arroyo, es posible
muestre un amplio cañadón  
donde alzar casa y galpón,
quizás sea nuestro país
y nos reporte el matiz,
que bulle en el corazón.

 Pampa cual marchita flor,
desértica inmensidad,
se rumbea sin claridad
aunque hay sol abrasador;
luego se asoma el verdor
de la sierpe vegetal,
porque el Pacífico mar
envía su húmedo aliento
y presumes ¡muy contento!
el Chile de tu soñar.

 Era el “Alto Río Mayo”
cerca de sector “El Triana”,
ahí llegó tu caravana,
20 carros rueda de rallo,
Vacas, ovejas, caballos,
hacienda, peones, aperos;
Don Belisario en su esmero,
una vez más ¡con honor!
era el primer poblador
cerca, a su Chile lindero.

 Desde el palenque al potrero
los toldos, luego el fogón,
los corrales, el galpón,
las casas y el gallinero;
Hombre con temple de acero
puso vida en el lugar
y el viento empezó a silbar,
en las torres de un molino
que de eterno peregrino,
se anclaba allí… pa’ girar.

 Pero había más que esperar
de usted pues Don Belisario,
porque allí su sueño a diario
fue entrar a Chile a explorar.
Con José Tapia a la par
en mil novecientos siete,
por Lago Cástor se meten
pero el monte los rechaza
y se devuelven a casa,
aunque los campos… prometen.

 Por eso quedó en su mente
y en la retina metí’o,
los cañadones “Del Frío”
con su lago y sus torrentes;
Pa’ concluir más noblemente,
preparó con sus paisanos
la expedición de verano
que Juan Foitzzik secundara,
por Cástor, Pólux bajaran
al “Peludo” y sus pantanos.

De este hecho se derivara
la osadía de Don Juan,
mas uste’ y peones harán
la ruta por donde entrara;
Nombre que aquí se adeudara,
¡pues no lo lleva el camino!
suele ser el cruel destino
del que hace y no vocifera
y el tiempo con su carrera,
¡va ocultando pergaminos!.

 Por suerte que en mí destino
se cruzó aquella tapera,                 *3
la Estancia que el lecho fuera
y el final de su camino.
Mi guitarra esboza un trino
y mi palabra un clamor,
por el hombre explorador,
“pionero” ¡casi olvidado!
A ese ¡obelisco no alzado!
Pongo en su cumbre ¡esta flor!.

              ----- * -----


*1 Galenzos:  Galeses.
*2 Ocho noventa: mil ochocientos noventa.
*3 Tapera: Puebla, casas e instalaciones en ruina, abandonadas.

Este poema fue dedicado a Sr. Belisario Jara, pionero colonizador de Aysén, quién ingresó desde la pampa Argentina por el paso Castor en la década de 1900.



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