DEL SUEÑO A LA REALIDAD
Al observar en las ramas
vida, ternura y primores,
mis ojos beben colores
que sus bellezas derraman,
lo mismo encuentro en las
damas
cual pétalos de una flor,
calidez y resplandor
como el astro de la mañana,
que lo que besa... engalana
con su divino candor.
Dicen que Dios puso en ella
magia, tersura e ilusión
y especial dedicación
en darle alma de doncella,
prosiguiendo obra tan bella
logro emular a las rosas,
con mejillas ruborosas
que se encienden cuando
besan
y a su gran delicadeza,
sumó el mirar de las diosas.
Años mozos que uno añora,
tiempos en que yo soñaba
con una flor en la almohada
pa’ deshojarla en la aurora.
Más... la realidad traidora
de tan poco que me daba,
¡ni con almohadón contaba!
donde posar una flor
y aunque exudara el amor,
hasta el perro me arisqueaba.
Muchas noches, madrugadas,
como toro en el otoño,
de tanto agachar el moño
trajo el sol de una alborada
aquello que yo buscaba
entre los calafatales,
la flor que curó mis males,
como alondra en mi ventana,
pa’ saludar la mañana
cuando el rayo de oro sale.
Y entramos a desgranar
la mazorca de la vida
siendo mi prenda querida,
alivio a todo pesar
Sin casa, me dio un hogar
no solo me dio sus besos,
de mi amor fue el embeleso,
ante mis dudas, palenque
y supo alzar el rebenque
cada vez que hubo un
tropiezo.
De tanto luchar atento
atropellé los caminos
siguiendo gorjeos y trinos
que me transportaba el viento,
Crucé la pampa contento,
aunque jugado al albur,
le recé a la Cruz del Sur
y ante el ojo del lucero,
bajo de un toldo de cuero,
nuestro hijo nació a la luz.
A caldo ‘e Piche y Ñandú,
leche de Vaca y de Chiva,
la vida del niño, arriba,
cual el niñito Jesús,
Proseguimos rumbo al Sur
más bien cargado al Oriente,
donde dicen que no hay gente
y aquello nos parecía,
¡ser la tierra prometi’a
como pa’ hacernos presente!.
Cuando hallamos los torrentes
que huían ante nosotros,
fijé el Toldo cuero ‘e potro
y en nombre del Chile ausente,
creció paulatinamente
la esperanza ante la queja,
al cuidado de mi vieja
mientras yo la temporeaba,
en estancias que explotaban
el coironal con ovejas.
De allí mi fiel compañera
al cabo de algunos años,
al cabo de algunos años,
me entregó un criollo tamaño
y dos muchachas solteras,
las tres sin peros ni peras
tejiendo en un solo manto;
mi hijo y yo mientras
tanto
venciendo otros sacrificios,
para hacer llegar los vicios
al hogar de nuestro encanto.
Hoy invoco que algún Santo
me encomiende a mi señor,
¡Quiero Padre Creador,
hacer plegaria mi canto!
porque ha sido tanto y tanto
lo que entregó la mujer,
Región de Aisén, de hoy y ayer,
a sus hijos y marido,
pues donde haya habido un
nido,
¡ella lo ha ayudado a hacer!
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