Yo que recuerdo el pasado
como a quien nos dio el sustento,
ubico el tiempo en su tiempo
y éste... es tiempo de escribir
aquello que se puede ir
como basura en el viento.
No creo en el esperar
que transcurra un siglo más,
pa’ comenzar a buscar
lo que hoy está en nuestras manos
y se cante a mis paisanos
con una historia inventa’.
Vuelvo al cruce del camino
pa’ tomar el que dejé
y por él caminaré
tranco a tranco, observando...
y ya empiezo comentando
lo que andando pude ver.
La verdad suele doler
y el dolor hace pensar,
y el pensar suele aclarar
si existe una oscura duda
y sin duda, usted no duda,
lo que le voy a contar.
Al igual que en la ciudad
avanza el sector rural
¡esto es bueno, no está mal!
o… ¿es complicación del vivir?
¡cada paso al porvenir,
es un paso al pa’ olvidar!.
En el lugar de los valles,
desde Aisén hasta Huemules
un gran territorio se une
en progreso inobjetable,
luz eléctrica, agua potable,
comunidades y clubes.
Huellas ripiadas y buses
que hacen la locomoción,
se mueve el ganado en camión
y el dueño a las veranadas
llega de una disparada
en un JEEP doble tracción.
Tal vez por esta razón
no van quedando caballos,
pocos perros, y los gauchos
sin facón, botas ni lazos,
ya no se escucha el lonjazo
de un rebenque y su penacho.
El cojinillo chilludo
hoy es un pellón pelado,
desapareció el recado,
cambió por cangalla o silla
chiquita, como estampilla
donde va el culo apoyado.
El guante ‘e gato, abriga’o
para la mano ‘e la rienda,
la abundancia de la hacienda,
la buena amistad, honor,
el desafío al rigor
y el fiel amor de una prenda.
Aún con todas sus carencias
y dificultad por mil,
me dio la luz del candil
las luces sobre esta tierra,
a la que mi alma se aferra
como el hachero al astil.
Por las mermas del redil
solo me queda añorar,
ni en el museo he de hallar
la cultura del pionero,
solo en mi verso señero
puedo a gusto recordar.
¡Gran siete que hemos cambiado!
¡cuanto el criollo se esmeraba!
quien mejor pingo montaba,
cincha de lujo, pretal,
lo mismo rienda y bozal
que el fino arte engalanaba.
Soga blanca y bien sobada
a mano o en la maroma,
luego cada lonja toma
forma de cincha o peguales
trabas, soteras, bozales
para alardear en las domas.
Esas de doma, son otras,
que no son de dominguear,
pero sí pa’ trabajar
potros de cualquier tamaño
y engrasaditas… por años
se podían conservar.
Era un orgullo usar lazo
de cogote ‘e toro embolsado.
¡de enlazar y quedarse parado…!
lenguaje de hombre entendido,
no brillaba por lucido…
¡no envidiaba ni un trenzado!
No era un criollo rebajado
por un mal caballo o perro,
como madrina al cencerro
sería identificado
de gaucho falsificado,
tipo verde u orillero.
Hoy ya no existe el orgullo
del hombre andar bien montado,
en sectores ya nombrados
se ven riendas de perlón,
cáñamo, caucho, nylon,
con alambres amarrados.
Al ver esto me dio risa,
cuestión de imaginación,
pronto veré en mi región
monturas plastificadas,
con paraguas la gauchada
y acrílico hasta el corrión.
Espuelas de rayo láser,
rebenque eléctrico a pila,
cincha de fibra adhesiva
hidráulica de apretar,
espiral pa’ apegualar
y cierre en vez de presilla.
Tendremos para enlazar,
un carrete con botón,
pa’ amortiguar el tirón
un sistema de espirales
y domará los baguales
un prototipo…robót.
Mas bien después… me dio pena
al evocar tiempos idos,
cuando el hombre era sufrido
mas humano, mas conciente
porque hoy, el tiempo presente
nos tiene indiferentes y fríos.
Cada cual a su albedrío
el mundo se le ha hecho chico,
tanto el pobre como el rico
toda agua es pa’ su molino
y lo mismo que el zorrino,
te bombardea, aunque es chico.
Es por demás recordar
cuanto empeño se ponía
en juntar sabiduría
de hombres experimentados,
con años amontonados
como rata en pulpería.
El que era un gran hombre y
gaucho
pa’ todo tenía solución,
era doctor y matrón,
veterinario en ganado,
ante la ley abogado…
honra y mérito a su don.
Como él, había mujeres,
heroínas de mi región
con su valor y tesón
nunca midió un sacrificio
para acudir en auxilio
de un vecino en confusión.
Parteras de mi región,
se les debe un monumento,
ante el sagrado mandamiento
procrear, entre otros deberes,
diste alivio a las mujeres
y al hombre le diste aliento.
Hoy la progresiva ciencia
nos ha hecho burlonear,
ver absurdo y olvidar
que aquello fue un gran saber
y que a quien no pude ver…
un tuerto puede guiar.
No me crean camarón
si retrocedo en el tiempo,
pero sepan que ese tiempo
hizo de nuestra región,
¡casa, corral y galpón
donde se instaló el portento!.
Sin escala ni escalón,
sin el arado ni el granero
llegó el osado pionero
con la convicción de hacer,
ante aquello hay que tener
¡ojos! para aquel sendero.
Superarse y avanzar
es inmoble mandamiento,
entre tu reír de contento
al menos mira hacia atrás,
si sos honesto… dirás
que otros donaron su aliento.
Veneremos al de ayer,
construyamos los presentes,
seamos siempre prudentes
forjadores del quehacer,
futuro, presente y ayer
forman un solo presente.
Si al oír mi confidencia
le ha sonado majadera,
¡la indiferencia me altera! y…
me hace ir desembuchando
¡no puedo seguir tragando
sin echar nada pa’fuera!
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