Mañana cuando me vaya

con rumbo a la eternidad,

llevaré siempre templadas

las cuerdas del instrumento

y he de encomendarle al viento

que les derrame mi canto,

no ha de ser el campo santo…

¡Razón pa´olvidar mi acento!

Artículo Destacado

COLONIZACIÓN DE AYSEN

COLONIZACION DE AYSEN www.memoriachilena.gob.cl   La lenta ocupación de la Patagonia Occidental  EXPLORADORES Y COLONOS EN AYSÉN (1870-1927)...

Triste llamado 14 de noviembre de 2009

A 15 años de la partida de Miguel Peña Araneda

Trayectoria de un Músico guitarrero, Poeta escritor, Investigador y Admirador de su tierra de Aysén.

El 14 de noviembre de 2009 a las 7 de la mañana, recibimos el llamado más estremecedor, devastador como familia, nuestro Padre, Esposo, abuelo... había fallecido en el hospital del Tórax de Santiago de Chile. Han pasado 15 años de aquello, solo podemos recordarlo con cariño y preservar, difundir su legado, su trabajo, lo que él amaba, la música, la poesía, las tradiciones y su tierra.


"...Padre, hoy se la lección

que no entendí, de inocente

pero que por ser prudente

la recordé en mis desvelos,

cuando te lleven los cielos...

en mi estarás, más presente."



Consejos de un Padre 

(extracto libro Hijo de Juana y José)


“En aquello, ¡fue un señor!,

mi padre con sus sermones

y me pintó las cuestiones

tan claras como el podía…

luces que alumbran mis días,

mis noches y socavones.

 

“Si tus alforjas no llevan,

mas que sueños e ilusiones

agrega… mis bendiciones,

la honradez y la nobleza

¡que es la más firme corteza

entre el pobre y los ladrones!

 

En este mundo de Dios

hay dolores y dolencia;

no hay que perder la paciencia

mortificado en el bien

de bien, será cada quien

se dote de la decencia.

 

Si la pobreza es carencia

del dinero con sus bienes

debes saber de que tienes

riqueza en el corazón

y en la cabeza, ese don,

de bien rendir lo que obtienes.

 

 No te quisiera decir

que la vida tiene trampas,

que hay toros negros y pampas

que te pueden asechar

y menos hay que olvidar

que hay mochos y de dos guampas.

 

 No es la apariencia, una estampa,

en la que puedas confiar;

también te puede patear,

la tambera, sin manea,  

la vaquilla mientras sea,

será mas fácil lidiar.

 

 Observa al arrear la tropa

o tal vez en el corral

verás en el animal

conductas no muy serenas

y que… en nada son ajenas

al hombre y su cada cual. 


Fíjate bien y verás

que hasta el mas chato se agranda

ante el débil o aquel que anda

con la suerte a mal traer;

allí es donde hay que tener

la estatura del que manda. 

 

La vida es una zaranda

de cruzar muy cauteloso

prudente, ¡no es ser miedoso,

es prevenir y evitar!

Ser osado, ¡no es cruzar!

el desierto victorioso.

 

La voluntad, el reposo,

paciencia, idea y talento;

dependen de un fino tiento

que es preciso no cortar;

¡ni siquiera por probar

si lo que yo digo es cuento!.

 

Hay tanto mal en el mundo

que tiene una solución.

Hay tanta imaginación

hay tanto razonamiento

y aún, la verdad es un cuento

y la mentira razón”.

 

Padre, hoy se la lección

que no entendí, de inocente

pero que por ser prudente

la recordé en mis desvelos,

cuando te lleven los cielos...

en mi estarás, más presente.

 



COLONIZACIÓN DE AYSEN

COLONIZACION DE AYSEN

www.memoriachilena.gob.cl 

La lenta ocupación de la Patagonia Occidental 

EXPLORADORES Y COLONOS EN AYSÉN (1870-1927) 


"La Patagonia occidental fue una región lejana e inhóspita para los exploradores que se aventuraron en sus frías tierras. La Zona Costera, desmembrada en múltiples archipiélagos, canales y entradas marítimas, eternamente lluviosa y cubierta de espesa selva, contrasta con las grandes y áridas mesetas del interior, azotadas por fuertes vientos y sin otra vegetación que gramíneas y pastos duros. La Cordillera de Los Andes se bifurca en múltiples ramas, cortada por valles glaciares y ríos que nacen en la estepa para caer al Océano Pacífico, como los ríos Aysén, Simpson, Cisnes y el río Baker, a través del cual desaguan los lagos General Carrera y Cochrane. En la zona sur de la región, se levantan dos gigantescas mesetas de hielo que desaguan a través de ventisqueros en aguas marinas o lacustres.

Desde que se consolidó el dominio español en el archipiélago de Chiloé a principios del siglo XVII, hasta que sucesivas expediciones reconocieran la zona del estrecho de Magallanes, las vastas soledades que mediaron entre ambos puntos permanecieron como espacios ignotos, siendo explorados de manera muy esporádica por viajeros en busca de la mítica Ciudad de los Césares o por abnegados misioneros que llegaron a enseñar la fe cristiana a las etnias errantes de los canales australes.

Sus costas habían sido ya visitadas por expediciones científicas como la de Robert Fitz-Roy, pero fue en 1857 cuando se realizó el primer intento de exploración de los canales australes a cargo de la Marina chilena. Aunque el teniente Francisco Hudson, a cargo de la expedición, naufragó y murió, cinco años después el capitán Francisco Vidal Gormaz fue comisionado para reconocer las costas de Chiloé continental y las Guaitecas. En 1870, la Aramda encargó al capitán Enrique Simpson el reconocimiento de la costa occidental patagónica, con la expresa misión de encontrar un paso hacia los valles interiores. Luego de dos intentos frustrados, logró llegar hasta los inicios de la meseta patagónica, descubriendo el valle del río que lleva su nombre.

En 1881, en plena Guerra del Pacífico, Chile firmó un tratado con Argentina por medio del cual se fijó el límite binacional en la línea de altas cumbres y la divisoria continental de aguas. Sin embargo, la compleja geografía de la región hizo necesario recurrir al arbitraje de la monarquía inglesa para definir claramente el trazado de la línea fronteriza. En vista de ello, el gobierno contrató al geógrafo alemán Hans Steffen para que hiciera un completo reconocimiento de la región, misión que cumplió entre 1892 y 1902.

Al quedar definitivamente establecidas las fronteras luego del Laudo Arbitral de 1902, el gobierno procedió a entregar grandes extensiones de tierra en arrendamiento a compañías ganaderas, con la condición de que desarrollaran las potencialidades productivas de la región. Entre las grandes concesionarias destacó la Sociedad Industrial del Aysén, instalada en los valles de Aysén, Simpson y Mañihuales, que construyó un camino desde sus estancias al costado oriental de la cordillera hasta la costa, instalando una línea marítima entre Puerto Aysén y Puerto Montt. Otras empresas participantes fueron la Anglo-Chilean Pastoral Co., concesionaria de más de 500.000 hectáreas en la zona del río Cisnes, que tuvo un éxito sólo relativo; y la Sociedad Explotadora del Baker, concesionaria de casi 800.000 hectáreas en la zona austral de Aysén, que quebró al poco tiempo por las dificultades del terreno, la lejanía de todo centro poblado y las ingentes inversiones necesarias para comenzar a producir.

Paralelamente al establecimiento de las grandes compañías ganaderas, se produjo una lenta pero constante llegada de colonos chilenos desde Argentina; los que se establecieron espontáneamente en los valles más fértiles de la vertiente oriental de la cordillera. Los colonos no sólo tuvieron que sobreponerse a las duras condiciones de vida que imponían el medio ambiente hostil y el extremo aislamiento, sino que además tuvieron que enfrentarse a las grandes compañías ganaderas, que no miraron con buenos ojos a los recién llegados. En ocasiones, el conflicto llegó a ser abierto, como sucedió en 1918 en la llamada Guerra de Chile Chico. Finalmente predominó el apoyo estatal a la pequeña propiedad ya existente en la región y las grandes concesiones se redujeron en extensión, quedando limitadas a las llanuras del borde oriental de Aysén, las más aptas para la ganadería extensiva. Un aspecto negativo del empuje colonizador fue la desaparición de vastas extensiones de bosque nativo en gigantescos incendios que llegaron a durar años, los que eliminaron la capa vegetal en muchos lugares y contribuyeron a una acelerada erosión del suelo.

Durante la primera mitad del siglo XX, los colonos desplegaron una inédita actividad en la región, fundando pueblos por su propia iniciativa, abriendo rutas, despejando terrenos para el cultivo y la ganadería. El Estado llegó después a regularizar las situaciones ya creadas de hecho y a extender su presencia a través de diversas iniciativas. En 1927, Carlos Ibañez del Campo creó el Territorio de Aysén, que diez años después pasó a ser una provincia más de Chile. A pesar de esto, Aysén conservaría por muchos años el carácter de frontera abierta, territorio de colonización al empuje de nuevos pioneros."


Que escribió Miguel Peña Araneda al respecto:


Capítulo I Libro "Desde Adentro" Segundo libro de Miguel Peña Araneda:

I      Origen, Historia y Cultura de los hombres de la Patagonia Chilena.

 El poblamiento de valles y cañadones de “El territorio del Áisen”, no fue en ningún caso ni aspecto, una gestión de Estado, excepto la decisión de arrendar grandes extensiones de tierras a las SOCIEDADES GANADERAS. El poblamiento de los terrenos lindantes a las Sociedades arrendatarias y demás espacios habitables, fue un hecho espontáneo y autónomo que se llevo a cabo por dos grupos en forma consecutiva y casi simultánea.

 

            Cabe reconocer sí, que pese al antagonismo que tuvieron las Sociedades Ganaderas con estos grupos colonizadores, encontraron en ellas, fuentes de trabajo y pulperías para el abasto, por tanto, no podemos desconocer el gran aporte que significaron en el poblamiento de este territorio.

 

Dichos grupos colonizadores espontáneos, vivieron en total abandono de parte del Estado por mas menos dos décadas y eso aún en los valles de mas fácil acceso y cercanos a las sociedades mencionadas, porque en gran parte de la región esto perduró, lamentablemente, hasta muy próximo al año 2000. Esto nos fue costando día a día la perdida de soberanía allá donde solo habían marcado presencia aquellos soldados sin grado, sueldo, ni nombre: “LOS GAUCHOS CHILENOS”, aquellos que, además, fueran mal vistos, mal tratados y despreciados por su sencillez,  sus costumbres y vestimentas; por aquellos patriotas de ciudades, de escritorios y de casas calefaccionadas.

 

UNA CITA CONSIDERADA NECESARIA.

 Nos mostraban los antiguos atlas o mapas, hasta 1881,  una línea divisoria entre Chile y Argentina, heredada del “Bireynato de la Plata”, al Sur de la provincia de Buenos Aires, bajando desde los Andes, entre los ríos Quinto y Diamante y en línea muy recta, iba a sumergirse en el Océano Atlántico en el golfo San Matías.

 

Desde allí al sur, Oriente de la cordillera de los Andes, se le denominaba: “El desierto”, aunque en realidad nunca estuvo desierto. Debemos establecer eso sí, que Chile como país nunca tomo posesiones de aquellas tierras, pero sí, la frontera de la provincia Bonaerense, se ubicaba  a la altura de Carmen de patagones (hasta aproximadamente 1870) y desde allí, principalmente hacia la precordillera y la cordillera misma, lindante a nuestro Chile. Comenzaba el dominio de Mapuches Pehuenches, Tehuelches del norte y al decir de los propios argentinos, los mas bravos guerreros en contra de las tropas de su ejército habrían sido los Aucas o Aucaches (Huilliches del Norte) venidos de Chile, además de los bravos y legendarios caciques: Calfucurá, Llanquitrue o Llanquetruz, Namuncurá oriundos de Lonquimay – Chile; entre otros Loncos de gran fama. Estas razas, dominarían esos terrenos hasta los últimos tiempos de su poderío libre por 1870 - 1880 aproximadamente.

 

GUILLERMO E. COX en su obra: “VIAJE EN LAS REGIONES SEPTENTRIONALES DE LA PATAGONIA 1862 – 1863” y por razones de un desafortunado naufragio fluvial, nos habla de su estadía entre las tribus y los caciques dominantes de aquellas tierras, dejándonos muy en claro la comunicación y el comercio que estos mantenían con la Región de Valdivia en Chile. También el magnífico explorador Dr. Cox, nos habla de las instalaciones que habrían tenido en las costas del lago Nahuelhuapi, los sacerdotes evangelizadores con asiento en Chiloé, desde donde viajaban a sus misiones. Se refiere a dichas instalaciones como Ruinas (Tapera), y es obvio, puesto que aquellas datan de 1670 - 1686.  Es necesario decir también, que las primeras incursiones de los religiosos, tuvieron como principal motivación la búsqueda de “LA CIUDAD DE LOS  CÉSARES”. He puesto en relieve  estas menciones, pues nos dejan muy claro, la pérdida del privilegio de soberanía temprana, sobre aquellas valiosas tierras por parte de  Chile.


Posteriormente ocurriría la decisión tomada por Buenos Aires de eliminar las fronteras con el desierto, es decir con los indios que allí habitaban y tomar posesiones de aquellas bastas extensiones. Allí se desarrollan hechos y situaciones que dan ambiente real  a don José Hernández, para dar vida a su personaje en esa magistral obra “MARTÍN FIERRO”. Concluya usted si esta obra nos es tan extraña o ajena; aunque en ella no se mencionen los nombres de legendarios caciques oriundos de nuestro Chile.

 

El ejército argentino,  luego de cada batida, instalaba fortines casi improvisados y para aumentar tropas se reclutaban gauchos que sin instrucción y con múltiples carencias, debían servir a la patria montando guardias sobre las fronteras que se adentraban en terrenos indios.

Cita sobre algunos pasajes de aquello:

                    “MARTÍN FIERRO” (Números corresponden al original de cada verso tomado)

 277            1.-        Ahí comienza su desgracia,

278                        ahí comienza el Pericón* 

279                        porque ya no hay salvación,

280                        y que usté’  quiera o no quiera. 

281                        lo mandan a la frontera

282                        o lo echan a un batallón.

 

283             2.-    Ansí*  empezaron mis males 

284                        lo mesmo*  que los de tantos: 

285                      si gustan, en otros cantos

286                      les diré lo que he sufrido.

287                      después que uno está perdido

288                      no lo salvan ni los santos..."

Extracto Libro "Desde Adentro" de Miguel Peña Araneda

"Finalizada la campaña del desierto; siendo los indios triste y cruelmente aplastados por las tropas del Gral. Julio Roca, (última batida en Río negro - 1879, Teressio Bosco, misionero Salesiano contemporáneo de la época),  las bastas extensiones ahora disponibles, fueron rápidamente ocupadas por grandes establecimientos ganaderos (Estancias) de propiedad de sociedades, principalmente extranjeras y que se dedicaban a explotar los pastajes naturales en crianza y engorda de vacunos, lanares, chivos y caballares (bovinos, ovinos, cabríos y equinos), produciéndose allí una fuerte demanda de mano de obra.

 

NOTA: Delante de esa avalancha por parte del hombre blanco y mestizo; iba o mejor dicho venían huyendo aborígenes escapados de las últimas batallas con el ejército chileno en Chile y luego con el argentino en Argentina, y que no estaban dispuestos a tratados engañosos y sometimientos.  Las últimas batallas se libraron en inmediaciones sector “Apeleg” Chubút 1882 - 1883, (ALEJANDRO AGUADO, “LA COLONIZACIÓN DEL OESTE DE LA PATAGONIA CENTRAL”). Muchos de estos se internaron en valles y cañadones cordilleranos de nuestra región, siendo en rigor, los primeros pobladores desde Palena al Sur, geografía que corresponde a este análisis de identidad cultural.  Se sabe de algunos atropellos a sus derechos, también en aquellos lugares, pero en realidad se conoce muy poco de la suerte que corrió la mayoría,  pues hacia el sur, es decir a los valles centrales de esta región (Aisén), ya no fueron muchos los que llegaron.

  

Volviendo a la proliferación de Estancias en los nuevos terrenos, ahora argentinos; en Chile centro, la situación de criollos y mestizos que se ocupaban como agricultores, inquilinos, temporeros etc. Era bastante triste por decir lo menos: bajos sueldos, horarios ilimitados, vigilados celosamente por mayordomos y capataces que aún mantenían resabios de verdugos de la esclavitud. Les imponían exigencias poco razonables  y tratos vejatorios.  No disponían de tiempo para el descanso ni privacidad dentro de sus ranchas.          La situación general de pobreza de aquellos tiempos, era tristemente miserable. (informado por mi señor padre, Pedro Peña Riquelme,  hombre nacido en 1882, Chillan).

 

 También se sumó a este contingente algunos ex combatientes de la guerra de 1879, a quienes se les había asignado algunos terrenos en el centro sur de Chile (últimos reductos de los mapuches y güilliches), pero sin documentos en mano y detrás venían los privilegiados por los gobiernos y esos sí traían documentos, por lo que los primeros,  fueron simplemente despojados.

 

 Por si alguien echa de menos esta mención:

             Dentro del numeroso contingente migratorio; esforzado, sufrido y honesto, también se hallaban algunos cuatreros y fugitivos de la justicia – aunque fuera por haberse robado una muchacha, por no haber logrado la simpatía de los suegros - . ¡Esto no es más de las ovejas negras que existen en todo grupo humano, y no autoriza ni está de acuerdo con quienes han querido enlodar el mérito y prestigio de la gran mayoría de aquellos contingentes! y digo aquellos, pues fueron grupos diversos y secuenciados en el tiempo.

 

Toda aquella gente deseaba y necesitaba algo mejor y comentarios o datos no se hicieron esperar. Los aborígenes, bien conocían este y el otro lado de los Andes, como también sus pasos más estratégicos y además, entre ellos se hallaban muchos criollos mestizos y blancos, de Chile o Argentina, daba lo mismo. Ellos aprovechaban su aceptación por parte de los blancos para allegarse a Estancias por trabajo y a boliches y pulperías para adquirir vicios y alimentos, etc.  Estos junto a los indios, hicieron de baquianos, guías y dateadores de los primeros, que los necesitaron para cruzar la cordillera y ubicarse con trabajo en la gran extensión (otrora dominio indígena) y fue prolongada y numerosa la migración de los nuestros hacia los nuevos territorios de la Patagonia Argentina, desde 1881.

 

Poco o nada se sabe de personas identificadas, o identificables, que hayan entrado antes del 1900 hacia la cabecera Norte de la Patagonia, pero he tenido el privilegio de recibir información, a través de nietos y bisnietos, sobre Don Pedro Sandoval Figueroa, quien sin precisar fecha, habría entrado a esas tierras siendo muy jovencito. Posteriormente contrajo matrimonio con doña Pilar Castillo aproximadamente en los años 1890 - 1895, trabajó toda su vida en Argentina, por lo que todos sus hijos fueron inscritos con esa nacionalidad y en el poblamiento de “El Triana” Chubút, Hito 45, sobre 1904 y hasta 1935, ocupó un campo en el sector vecino a Lago Cástor Chile. En  1930 aproximadamente, instaló a su familia en Baquedano, hoy Coyhaique y específicamente en calle Francisco Bilbao Nº 741,  falleciendo en 1935 sobre los 75 años de edad. Sus restos descansan en el cementerio, hoy olvidado, que fuera de la “Estancia la S.I.A.” y que se ubicaba camino hacia El Verdín (información obtenida de sus nietos Oscar y Medardo Sandoval Correa en 1998).

           

Don Santos Marcial Barra Rodríguez, según sus hijos Teresa y Samuel, habría entrado hacia Argentina a la edad de 11 años. Yo tuve el honor de conocerlo como poblador en el sector “Lago frío”, en el año 1951 con 65 años de edad aproximadamente,  lo que también nos habla de haber ingresado antes de 1900.


Harta Pega y Buena Paga

Con asombrosa rapidez avanzan las estancias y con ellas las grandes masas de ganado  y allí vienen los nuestros destacándose como trabajadores “a pié”, como llamaban a aquellos que se desempeñaban sin monta (cabalgadura) y peones a caballo a aquellos que manejaban las masas de ganado y otros servicios montados. También se desempeñaban en el servicio de transportes con carruajes de caballares y mulas.  Ellos eran los GAUCHOS, los más valorados por estancieros dueños, administradores y capataces, pues  eran los responsables directos en arreos, pastoreos y vigilancia del ganado bajo cualquier forma o circunstancia. Párrafo especial debe asignarse a los “chateros y carreros” que aportaban su gran esfuerzo y destreza uniendo distancias, todo era mérito de este hombre gaucho, pues él siempre sabía y debía rendir, aún en condiciones totalmente adversas. Recuerdo sus conmovedores y emotivos relatos vivénciales como, capear los vientos blancos y congeladores en la inmensidad y desamparo de la pampa, enterrándose bajo la nieve con sus aperos y sus perros, y ojala que existiera una raquítica mata en el lugar, para que se aculataran (se colocaran al reparo y que precisamente lo hacen allegando el anca al reparo del castigo del gélido viento) los nobles y sufridos caballos que lo único que deseaban era liberarse para buscar, en loca disparada, algún lugar para ampararse y protegerse del inhóspito temporal. Todo el que transitó distancias, en algún momento debió sortear estos crueles embates  del crudo clima de entonces; sumándose a ello las grandes distancias por el escaso poblamiento.  

 A la llegada de  mi familia a esta región en 1946, eran abundantes y muy recientes los comentarios de los crudos sufrimientos y muertes de troperos, transeúntes, personas solas y desconocidas, que dependían solo de su astucia, de la nobleza de sus caballos, aperos, perros y lo demás… la suerte  para subsistir y sobrevivir; y mis padres con hondo recogimiento conocieron estos hechos de labios de los gauchos viejos y muchas veces lo comentaban con nosotros. ¿Cómo no aprender a sentir y a valorar tanto esfuerzo, casi la inmolación por la vida honesta y la búsqueda de la superación de su futuro, hecho que desde luego no todos lograron..."

Extracto Libro "Desde Adentro" de Miguel Peña Araneda


ALGUNOS POEMAS DE MIGUEL PEÑA A. TROVERO SUR Colonización de Aysén







EL ARTE DEL PAYADOR

Extracto Libro "Desde Adentro" Miguel Peña Araneda

Capitulo I: Origen, Historia y Cultura de los hombres de la Patagonia Chilena

Artículo 3: El arte del payador

 El artista del verso repentista o ciencia de la improvisación, los payadores, se inspiraban en lo más genuino de sus  conocimientos. Ya para fines del siglo XIX y comienzo del XX, los payadores han dejado la primitiva cuarteta y están dominando las décimas octosílabas, octavas y sextillas (octinas – sextinas) y que no eran simples refranes de palabras como algunos  suelen creer. Entre 1850 y principios del 1900, su arte estaba en pleno apogeo, los circos los llevaban como plato fuerte llegando también a los poblados de tierra adentro y nadie se perdería un espectáculo de ese tipo.  Las payadas, para los hombres de alma criolla, tenían tanto o más atractivo del que podemos apreciar hoy día cuando se publicitan carreras de caballos, juego de truco y juego ­­a la taba (acotemos que el gaucho nunca dijo: juego de la taba).  Allí o desde allí se conseguían folletos de versos y se obtenían formas musicales para poner en práctica en sus horas libres. En todo momento se practicaba la improvisación en dichos, boleadas, versos de truco, relaciones de gato, pericón y otros bailes.

  Se practicaba la guitarra para darle hebra al canto, siendo este instrumento por muchos años, el único que estaba en todo rancho, puesto o campamento e incluso en las huellas, más tarde y siendo menos comunes, llegarían la verdulera y bandoneón para los ritmos bailables, aunque ese papel ya lo estaba desempeñando la guitarra sola, desde mucho antes.   Muchos trabajadores compartían sus horas de descanso reunidos en los fogones, pero gran parte vivía solo en sus campamentos o puestos, cuyo trabajo consistía en hacerse cargo de una gran cantidad de ganado y cuidarlo en una gran extensión de terreno que por lo general quedaba bastante retirado del establecimiento principal.

 Aquí voy a insertar algunos de los tantos versos que han regalado a mi trabajo de investigación y recopilación, ¡mis queridos viejos coterráneos!, y que por supuesto, no son versos de los célebres literatos de la poesía gaucha, sino que son principalmente de los payadores  y también de poetas comunes, que no entran en la crítica literaria que promueve y difunde para la citadinería y las aulas, pero que tienen el mayor mérito, por ser estos los autores del diamante que los otros han lustrado, ¡claro, con mucho tino por cierto!.


PUESTERO  Estilo 

Autor desconocido (anónimo) Recopilación de Trovero Sur en 1986 y 2002  Informantes letra: A. C.    Inf. Música y letra: A .A. y M. U. S.

 Cuando se hace tardecito

y el solcito se va entrando,

yo recién vengo llegando

a la morada en que habito.

Como allí vivo solito

mi rancho está silencioso

no me espera mas reposo

para alegrar mi llegada

que el valar de la majada                         

y el crujir del sauce añoso

 

Una vez que ya he llegado,

al lado del mojinete

desensillo, ato el flete

y acomodo mi recado.

Prendo fuego y un asado

corto y ensarto al momento,

mientras el agua caliento

pongo yerba al cimarrón

pongo el asado al fogón         

y a cimarronear me siento.

 

Tomo mate al lento ruido

de algunas gotas de grasa,

que caen sobre las brasas

haciendo áspero chirrido.

Saco de brasas un tendido

luego doy vuelta el asado,

cuando ya está bien salado

lo saco lo planto y ceno,

y con el buche  bien lleno 

quedo yo muy bien plantado.

 

Luego tomo mi guitarra,

que es mi único consuelo

templo  y canto los desvelo 

de mi vida tan bizarra ,

donde la décima narra

de los amores de ayer

desdichas y padecer

de este mundo soberano,

sin padre, madre ni hermano

sin parientes ni mujer.

                  ---------------


LA CANCIÓN DEL FORASTERO

Recopilación de Trovero Sur.  Informantes: M. C. E.  Año 1955 -  A.T.C. Año 2002

Caía el sol, como cansado,

los trabajos se alejaban

y las nubes se pintaban

de un tinte color rosado.

Después, el día apagado

por la sombra se cubría

de vez en cuando se oía

algún grillo que cantaba

y el momento se animaba

con el ruidito que hacía.

 

Sus cascotazos  lanzaba

algún perrito aburrido

y rodando, su ladrido

con los árboles chocaba.

La gente ansiosa soplaba

las brazas del trasnfoguero 

y se armaba el entrevero

de comentarios del día

mientras el mate corría

rodeando el fogón campero.

 

Una guitarra largaba

como en bandada sus notas

y eran risas y chacotas,

después para el que cantaba.

Porque en su canto buscaba

imitar al payador,

que le dio, como una flor

la décima que él sabía

y en la que el cantor ponía,

de su sentir, lo mejor.

 

Y así, en franca algarabía

aquella gente se hallaba

con lo que en algo olvidaba

la fiera lucha del día.

Esta reunión, parecía,

hecha por buenos hermanos

así estaban los paisanos

cuando llamó la atención,

alguien que junto al galpón,

gritó, golpeando las manos.

 

El capataz, ¡adelante!

gritó, mientras espantaba

la perrada que rodeaba

aturdiendo al visitante,

¡venga pa’cá, Vigilánte,

hágase a un la’o Capitán! 

¡que mal enseñado están

estos perros,... ya le digo.

no haga caso, ¡pase amigo!

que ningún daño le harán.

 

Y llegó un hombre cansado

pidiendo, junto al fogón,

le prestaran un rincón

pa’ dormir; aunque sea echado.

venía flaco, cansado,

con tristeza en la mirada

dijo con voz apagada:

camino sin saber, ande,   

vivo porque el mundo es grande

y el aire no cuesta nada.

 

Donde hallaba un arroyito

nadando se zambullía

y después, de allí salía

sacudiéndose fresquito.

Dejaba cada trapito

en el alambre tendido

y estando seco y vestido,

recién mudado se alejaba

de aquel lugar y tranqueaba

pa’l rumbo que había elegido.

 

Si alguna vez trabajaba,

como haciendo un sacrificio,

ya ganando pa’ los vicios

del trabajo se alejaba.

Así, nadie lo mandaba,

si no era su voluntad

cuidaba su libertad

y por eso andaba solo

sencillo como el chingólo, 

dueño de la inmensidad.

 

Traiga, le dijo al cantor,

la guitarra, que algún día

talvez en mi alma ponía,

como quien dice: una flor.

Todo pasado, fue mejor

a según dice el refrán

y si me escuchan sabrán:

como es fácil de la altura,

rodar pa’ ser la basura

que todos despreciarán.

 

Y pulsando el instrumento

todas las cuerdas soltaron

pajaritos que trinaron

con el mas variado acento.

Desgranando el argumento

de aquel canto prometido

su palabra fue el latido

de un corazón ya cansado

por lo que había rodado

y de tanto haber sufrido.

 

Galopaba retozona  

con su cascabel, la prima

y el hombre ajustó la rima

al compás de la bordona.

No fue, con la voz llorona

con que el canto es un gemido,

fue en un desplante atrevido

como estallando en rencor,

con que les dijo el cantor

lo mucho que había sufrido.

 

Tuve cariño, mujer,

plata y mucha fortuna,

la traje desde la cuna;

desde que empezó mi ser.

Más, no es posible torcer

lo que el destino ha marcado;

hay que vivir resignado

hasta la última rodada

que al fin, nadie vale nada

esté donde esté colocado.

 

Cuando terminó el cantor,

aquel puñado de razones,

¡como una orden, los peones

hurgaron el tirador,

y el hombre caminador,

sin aceptarles dinero

dijo amigos; solo quiero

el aprecio de la gente

y que les quede presente

la canción del forastero.

            ---------------

De estos versos, de este tipo de repertorio se nutrían los gauchos argentinos y los gauchos nuestros sin duda, pues de los nuestros he recogido estos trabajos. Allí, el puestero disponía de tiempo y tranquilidad para practicar cualesquier instrumento si es que lo deseaba, la mayoría lo hacía y los versos y la música, en muchos casos, era de su creación. 

            Este tipo de ocupaciones les proporcionaba también, la posibilidad de practicar el trabajo en sogas (cuero de vacuno, no curtido, trabajado a mano y de donde se sacan múltiples piezas para el apero de montar y el trabajo con ganado), algunos de estos sogueros lograban tal habilidad, que le daban un sello de arte a sus trabajos. 

A todo lo ya dicho, debemos agregar y recalcar que, en aquella cultura se esmeraban en trasmitir y reforzar los valores,  condenando los anti-valores.  Es mucho lo que podríamos agregar, pero con lo que ya hemos dicho se puede deducir y estar cierto que en este medio donde todo era abundante, incluso los sacrificios y a veces las necesidades básicas, no estaba en desventaja la cultura del verso y la música, que eran muy fuertes por ser muy bien fundamentados y muy reales para la vida de aquel medio, por tanto, ¡tenía que resultar absorbente para cualquier inmigrante y mas aún para los nuestros que salieron de un ambiente muy limitado en conocimientos, recursos y tiempo de esparcimiento (entiéndase desarrollo de su cultura, desarrollo de sus expresiones en el canto y la música, el verso, el arte etc. etc.). Tal vez sea esta, una realidad poco grata, pero que hay que reconocer y que parece estar  muy presente en nuestra frágil identidad de chilenos.  Pareciera ser que al hombre común de todos los rincones de nuestro Chile, le ha faltado literatura que lo retrate con todos sus méritos adquiridos a fuerza de carencias y esfuerzos y ¡porqué nó!, algunas debilidades. Si esta literatura existe, ha sido escasa y poco difundida mas,  creo que nuestro equivalente al “Gaucho”; “El roto chileno” en nuestro país no ha quedado ni siquiera como un respetable “ente de trabajo” sino como un vagabundo e indeseable y cuando menos, un vil Pedro Urdemales, que aunque en las historietas resulte simpático, en la realidad es el  anti-valórico odiable.

 Fragmento obra “HIJO de JUANA y JOSÉ” de Trovero Sur

          

94)       Por los siglos de los siglos,

inquilinos y ambulantes;

parieron hijos abundantes

que cubrieron los caminos

cuerpeándole al cruel destino

de ser eternos cesantes.

 

95)       Súbditos, extravagantes

sin destino ni horizonte;

las esperanzas de apronte

y las carencias por guía;

¡no se!... si mas fe o porfía...

pa’ hallar un claro entre el monte 

Debemos convenir entonces, que este grupo considerable de personas se hizo de expresiones culturales muy fuertes y tomó una forma de vida que le permitió ser autosuficiente casi en todo, resultando el sujeto mejor adaptado para esas y estas latitudes. Mantuvo su identidad cultural pues a esta región (Aisén) llegó para explotar también la Ganadería; vivir, sufrir y gozar, como lo hiciera en las estancias patagónicas, allende el cerco de alambre.

          Esta es la fuerte razón y la gran verdad, de porqué esta cultura primó y perduró intacta por seis décadas y al cumplir su primer centenario, aún permanece vigorosa, a pesar de todos los esfuerzos de parte de algunos sectores por transformarla, sumándose últimamente a ellos, los veloces aires de globalización y por ende transculturización del siglo XXI .  

Los Patagones chilenos, nos sentimos bien distintos a los argentinos, pero la gente que llega desde nuestro Chile centro- Sur o Norte, no puede evitar el comentario e incluso su disgusto, ante el hecho de detectarnos esas influencias, lo que reafirma el hecho de una identidad.